martes, 4 de agosto de 2015

Un dólar sin techo para un Brasil que implora no perder el investment grade

La situación política y económica que atraviesa Brasil es más que preocupante, no sólo para el vecino país, sino también para la Argentina.
Un Brasil en recesión y devaluando (ayer el real cayó a su mínimo en 12 años) implica menores compras a la Argentina tal como viene reflejando el comercio bilateral, que cayó 16,4% en lo que va del año, y una menor competitividad de la industria local. De no tener el comercio administrado, el problema sería aún peor ya que los productos que la industria brasileña fabrica y no puede vender en el mercado interno los volcaría a la Argentina, tal como ocurrió en los ‘90.
"Brasil tiene que estabilizar lo político para resolver sus problemas económicos", dice el economista Dante Sica, director de la consultora Abeceb.
Y los problemas políticos empiezan por el desgaste de un Gobierno acorralado por las denuncias de corrupción. Hoy, la aprobación del gobierno de Dilma se encuentra en un mínimo de 7,7 por ciento.
El principal riesgo que ven los analistas es que, si el escenario de desconfianza se acrecienta, tiene grandes riesgos de pegar en en el corazón financiero brasileño, es decir, que se pierda el ‘investment grade’. Es que si esto sucede, los fondos de inversión deberían por estatuto desprenderse de los bonos, situación que desencadenaría una suerte de cadena del desánimo con caídas en las reservas, bajas en los bonos y suba de la inflación, entre otros. El paso siguiente sería complicar aún más a la industria local.
Sólo a modo de ejemplo, la industria automotriz brasileña absorbe actualmente unos 289 mil empleos directos, lo que representa un 8,4% del total del empleo industrial. Las terminales cuentan con 120 mil empleos, un 11,2% (o 15.200 puestos de trabajo) menos que a finales de 2013. Las autopartistas, en tanto, ocupan a 169 mil trabajadores, habiéndose perdido 48 mil puestos de trabajo desde que comenzó la crisis a finales de 2013.
El kirchnerismo logró capear con bastante éxito la actual situación brasileña. Pero es cierto que lo peor no llegó y tal vez nunca llegue. Si llega, tampoco será un problema del kirchnerismo, sí del próximo gobierno argentino.

No hay comentarios:

Publicar un comentario