lunes, 3 de abril de 2017

La City de Londres tras el Brexit, la madre de todas las batallas entre UK y la UE

El 23 de junio de 2016, Gran Bretaña votó en referéndum la decisión de abandonar la Unión Europea (UE). Esta decisión y las negociaciones subsiguientes sobre los términos de la salida británica de la UE (Brexit) han dado lugar a un período de incertidumbre política y económica en Europa. El proceso del Brexit se ha iniciado formalmente el 29 de marzo de 2017, activando el gobierno del Reino Unido el artículo 50, mecanismo legal que inicia el proceso de salida de un Estado miembro de la UE. El establecimiento de las negociaciones entre el gobierno del Reino Unido y la Comisión Europea comenzarán en junio de 2017, y un acuerdo final deberá ser alcanzado entre las partes en un periodo máximo de dos años, para marzo de 2019.
En nombre de la UE será la Comisión Europea quien liderará las negociaciones; Michel Barnier es el principal negociador y reportará al presidente, Jean-Claude Juncker. La Comisión Europea está bien preparada, habiendo formalizado un equipo de diez especialistas para dirigir las negociaciones y un grupo de trabajo especializado en el Brexit para apoyarlos. Por su parte, Theresa May, Primera Ministra del Reino Unido, dirigirá las negociaciones para el gobierno del Reino Unido, y cuenta con un equipo de asesores de alto nivel, entre los que se encuentran David Davis, diputado y secretario de Estado para la salida de la Unión Europea, y Boris Johnson, diputado y Secretario de Estado para Asuntos Exteriores y de la Commonwealth.
Es importante destacar que, de conformidad con las disposiciones de salida, el consentimiento también debe obtenerse del Parlamento Europeo (aunque no participen en las negociaciones). Este hecho confiere al Parlamento un papel relevante en el proceso de toma de decisiones. Relevantes figuras políticas tendrán un papel destacado, por ejemplo, Guy Verhofstadt, diputado del Parlamento Europeo y gran partidario de la UE; Elmer Brok, diputado al Parlamento Europeo que ha desempeñado un importante papel en asuntos constitucionales, y Roberto Gualtieri, presidente de la Comisión de Asuntos Económicos y Monetarios del Parlamento Europeo. El Parlamento votará sobre una resolución Brexit de la UE – una especie de lista de tareas pendientes para las negociaciones - en abril.
Todas las partes involucradas para alcanzar un acuerdo de salida subrayan la dificultad inherente a la que se enfrenta el Reino Unido de obtener el consentimiento para la fecha límite de marzo de 2019.
¿Qué asuntos serán clave en las negociaciones?
Sin lugar a dudas, el futuro de los servicios financieros en Europa será el tema más importante de las negociaciones debido a la posición de Londres como centro financiero de la UE. La zona horaria de Londres, el marco legal común y el idioma inglés son factores que apoyan su preeminencia en los servicios financieros. Londres es un centro de compensación para el euro, bonos y fondos. Es por ello que muchas empresas financieras internacionales han establecido sus operaciones en Londres para acceder al mercado único de la UE. El ambiente incierto ha llevado a algunas ciudades a buscar parte del negocio de los servicios financieros de Londres, con algunos fondos del mercado monetario y fondos de pensiones planeando su regreso al continente.
En concreto, Luxemburgo, Dublín y Fráncfort se consideran actualmente las ciudades que podrían fortalecer sus posiciones como centros financieros. Luxemburgo es un líder en OICVM (Organismos de Inversión Colectiva en Valores Mobiliarios -fondos de inversión-) con sede en la UE; Dublín ha actuado como “back office” para muchas operaciones financieras y se beneficia de ser de habla inglesa; y Fráncfort es la sede del Banco Central Europeo. Por lo tanto, está claro que el acuerdo Brexit tendrá implicaciones - tanto positivas como negativas - para las ciudades de toda Europa.
El acceso al mercado único europeo confiere libremente el derecho a los servicios de "entrada" (incluidos ciertos servicios financieros) en todo el espacio económico europeo, basándose en la autorización en un solo Estado miembro. Este régimen de pasaporte o libre derecho de entrada de servicios ha desempeñado un papel fundamental en el crecimiento de Londres como centro financiero, y muchas empresas de inversión prestan servicios transfronterizos. Sin embargo, el pleno acceso al mercado único de la UE está condicionado a la conformidad con las "cuatro libertades" de la UE; libre circulación de personas, bienes, servicios y capitales.
El punto de partida de las negociaciones es, por lo tanto, difícil, ya que el Reino Unido ha indicado que no retrocederá sobre su deseo de fortalecer su soberanía, particularmente en lo que respecta a la jurisdicción de la ley y el control sobre la inmigración; y por lo tanto, no reconociendo la competencia del Tribunal de Justicia de las Comunidades Europeas. Hecho este interpretado en Bruselas como que Brexit es equivalente a un "Brexit duro" - un término usado para describir la eventualidad de que, en ausencia de cualquier acuerdo formal que se alcance, las relaciones comerciales entre el Reino Unido y la UE incumplirían las reglas de la Organización Mundial del Comercio, lo que conllevaría imposición de aranceles y otras disposiciones.
Es importante señalar que, debido a la posición de Theresa May sobre la inmigración como materia no negociable, el Reino Unido no está en la misma posición que Noruega o Suiza, que comparten los ideales democráticos de la UE. Sin embargo, las negociaciones pueden incluir discusiones sobre si el Reino Unido se convierte en un "tercer país" con acuerdos económicos con la UE que serán revisados caso por caso.
Sentimiento en Bruselas
La abrumadora sensación que se respira dentro de la Comisión Europea en Bruselas es de lástima. De hecho, se reconoce que esta es una situación muy compleja, en la que muchas partes van a perder. Sin embargo, existe una clara noción de que los países de fuera de la UE no pueden disfrutar de los mismos derechos que los que forman parte de la UE, y la Comisión Europea no quiere animar a otros países a seguir el ejemplo del Brexit. Es evidente que las negociaciones van a ser difíciles y probablemente implicarán concesiones y compensaciones significativas si se quiere llegar a un acuerdo comercial global entre el Reino Unido y la UE.
*Josina Kamerling es Directora de Asuntos Regulatorios de CFA Institute para Europa, África y Oriente Medio (EMEA)

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